Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era necesario, y se deprimió mucho.
ALEJANDRO JODOROWSKI: “Después de la guerra”
El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese instante mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del otro.
JOSÉ DE LA COLINA: “Ardiente”
¿Quieres soplarme en este ojo? -me dijo ella-. Algo se me metió en él que me molesta.
Le soplé en el ojo y vi su pupila encenderse como una brasa que acechara entre cenizas.
EUSEBIO RUVALCABA: “El melómano”
Compra discos, lee biografías de músicos, colecciona programas de mano. Por sus venas circula música. Y muchas veces ama aun más la música que los propios músicos. Pero llora en vez de tocar.
ADOLFO BIOY CASARES : “Post-operatorio”
-Fueran cuales fueran los resultados -declaró el enfermo, tres días después de la operación- la actual terapéutica me parece muy inferior a la de los brujos, que sanaban con encantamientos y con bailes.
ADOLFO BIOY CASARES: "Para un tesoro de sabiduría popular"
Me dice la tucumana: “Si te pica una araña, mátala en el acto. Igual distancia recorrerán la araña desde la picadura y el veneno hacia tu corazón”.
JAIRO ANÍBAL NIÑO : “Cuento de arena”
Un día la ciudad desapareció. De cara al desierto y con los pies hundidos en la arena, todos comprendieron que durante treinta largos años habían estado viviendo en un espejismo.
JAIRO ANÍBAL NIÑO: “Fundición y forja”
Todo se imaginó Superman, menos que caería derrotado en aquella playa caliente y que su cuerpo fundido, serviría después para hacer tres docenas de tornillos de acero, de regular calidad.
POLI DÉLANO : “A primera vista”
Verse y amarse locamente fue una sola cosa. Ella tenía los colmillos largos y afilados. Él tenía la piel blanda y suave: estaban hechos el uno para el otro.
MÓNICA LAVÍN: “Motivo literario”
Le escribió tantos versos, cuentos, canciones y hasta novelas que una noche, al buscar con ardor su cuerpo tibio, no encontró más que una hoja de papel entre las sábanas.
JULIO CORTÁZAR: “Amor 77”
Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.
MARCO DENEVI: “Don Quijote cuerdo”
El único momento en que Sancho Panza no dudó de la cordura de don Quijote fue cuando lo nombraron (a él, a Sancho) gobernador de la ínsula Barataria.
ANA MARÍA SHUA: “69”
Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando.
2 comentarios:
Muy buenos, unos más que otros, aunque el de Marco Denevi no es muy acertado. Sancho no dudó de la cordura de su amo en muchas ocasiones, y cada vez dudó menos, hasta que se hizo un poco quijotesco.
En realidad, a mí la versión que más me gusta es la de Kafka, según la cual Don Quijote no es sino la parte más libre del propio Sancho Panza.
Gracias por el comentario!
Por cierto, me encanta tu blog...me lo guardo, para ir cada día desatando un nudo del cordel...
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