Cuando vino a este mundo, la cebolla no presentaba capa alguna. Estaba su cuerpo desnudo, el corazón al aire, accesible para todo aquél que quisiese acercarse a mirar, a tocar, a adentrarse. Poco a poco, las capas fueron apareciendo. Primero, para refugiarse del frío, pues allí donde vivía la cebolla, soplaba fuerte el viento. Después, para protegerse de extraños, pues cayó en la cuenta de que su corazón estaba demasiado expuesto y, en muchas ocasiones, provocaba envidias, recelos, e incluso algún ataque. Esto le hizo mucho mal, y con el tiempo se fue convirtiendo en una cebolla suspicaz, que veía amenazas allí donde no las había, y decidió sobreproteger su corazón, a base de más y más capas. Ya no rechazaba únicamente a desconocidos, sino que comenzó también a apartar de su lado a las cebollas hermanas, aquéllas que la querían, que conocían bien su interior, ya que al fin y al cabo, según pensó, eran todas cebollas de la misma naturaleza, tanto las amigas como las no amigas.
Un día, la cebolla se miró en un espejo, y no se reconoció. Se vio pesada, cargada de miles y miles de capas que impedían cualquier tipo de movimiento, cualquier tipo de sensación. Buscó dentro, para ver si su corazón seguía, al menos, intacto, como ella pretendía, pero no lo encontró. Se preguntó cómo había llegado a ese estado, cómo podía haberse quedado sin corazón. Decidió entonces despojarse de ellas, empezando por las últimas, las que la habían separado de su familia, y así, les dejó ver cómo debajo de ellas lo único que había era miedo, y les pidió por favor que la ayudaran a quitarse las demás. Y de esta forma, la cebolla se arrancó la piel, quedando su corazón de nuevo al aire, al contacto con el sol, con la lluvia, con el viento, despreocupada de amenazas externas; y es que la cebolla se dio cuenta de que, en realidad, estando desnuda era como mejor podía protegerse.
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2 comentarios:
MUY, MUY, MUY CHULO. Yo he sido muy cebolla. Bueno, creo que aún lo soy un poco, me queda alguna capilla, pero la mayoría las he ido también arrancando.
Gracias por compartir estos textos tan bonitos.
Un besazo.
Siempre queda alguna capilla q cuesta más arrancar...me alegro de q t guste, gracias a tí, x leerlo.Muak
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